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01 mayo 2014

ELVIRA RODRÍGUEZ

Traemos ao blog a Elvira Rodríguez, natural de Ourense, quen cansa de sufrir os malostratos do seu home decide facer unha denuncia ante a o Rexedor e Xuíz de Ourense no ano 1465. O caso ven relatado no artigo de Reyna Pastor titulado "Mujeres del común, mujeres anónimas: las que sufrían y las que lucahban. León y Castilla en los siglos XI- XIII" e di o seguinte:


Es sabido que los problemas conyugales de las gentes urbanas o rurales quedaban ocultos en el seno de las familias y su intimidad, es posible que intervinieran con su consejo los clérigos y monjes, pero raras veces por cierto, algunas mujeres acuden a la justicia para reclamar protección formal.El caso de Elvira Rodríguez es un ejemplo de ello. Se necesitaba mucho coraje o haber llegado al límite del sufrimiento para acudir al regidor y juez de Orense para que la protegiera e hiciera valer sus derechos ante la ley a causa de los maltratos y las heridas con puñal que le había hecho su marido en la casa de ambos. Elvira no pide la protección de sus familiares ni les demanda venganza, todavía vigente en las costumbres, por el contrario decide, en un acto arriesgado, infrecuente y muy valiente, demandar la protección  pública, urbana, la de la ley.Pedida esa protección al regidor y juez se entabla el juicio. Un notario de la ciudad a quien acompañan los testigos del caso, hace comparecer, el 3 de abril de 1465, al mercader y vecino de la Orense, Juan Alfonso de Tenorio, para que confiese públicamente sobre las agresiones y malos tratos ocasionados a su mujer.Los reconoce este y se arrepiente y declara que tratara bien a su mujer, pero que esta debe volver al hogar conyugal y seguir cuidando a los hijos y la casa. Ruega también que Elvira acepte hacer vida matrimonialcon el. Por lo antedicho se deduce que "el propósito de la enmienda es mas de omisión que de acci6n",2° pues se había de la futura conducta del marido y no de los maltratos anteriores frecuentes y brutales.Brutales a tal punto que en el documento se exige a Tenorio que prometa no matarla ni herirla con espada ni con puñal ni con palo peligroso.También se especifica que volverán a una vida matrimonial acorde con los principios de la Madre Iglesia que establece que la mujer debe obedecer al marido. No bastaron las promesas publicas del marido pues se vio obligado a empeñar su persona, bienes raíces, etc, con el objeto de hacer frente, en caso de que incumpliera lo acordado, con la suma de 20.000 maravedíes de la moneda vieja. Se entregarían estos, llegado el caso, de la manera siguiente, la rnitad al obispo, señor de la ciudad y la otra mitad al regidor Pedro López.Para vigilar su cumplimiento se designan fiadores. También aparece un fiador que garantizara la promesa de Elvira Rodríguez " de ser obediente e servente en todas as cousas justas”.

Vid: Pastor, R.  "Mujeres del común, mujeres anónimas: las que sufrían y las que lucahban. León y Castilla en los siglos XI- XIII",  La Aljaba, Segunda Época, Vol. II, 2002, pp. 26-27.